Por María José Gaona
Mitos y Verdades de un científico sin delantal
Lo habitual es que todo aquel que se le llame doctor, use una bata blanca y un maletín de cuero. Las modas van cambiando pero la estampa y la actitud científica parecieran mantenerse igual.
A pesar de lo que dictan las normas sociales y positivistas, Humberto Maturana habla de la biología del amar, no usa delantal blanco y en su instituto los únicos microscopios son los ojos y el corazón.
Mitos y creencias alrededor de este hombre – Premio Nacional en Ciencias- son muchos. Uno de los primeros es lo que se hace en el Instituto de Formación Matríztica.
Generalmente se cree que este misterioso instituto, en el cual Maturana realiza sus investigaciones y proyectos, es un lugar donde la ciencia se trasluce a través de las pipetas, aunque en realidad, es todo lo contrario. Es una casa antigua pero está remodelada en su interior. Los pastos se riegan en la mañana mientras la “nana” encera el piso de las oficinas que están junto a la sala de reuniones que parece más bien un comedor.
Humberto Maturana, junto con el equipo del Instituto de Formación Matríztica, han desarrollado bastante el tema del amor a través de la enseñanza de la Biología del Amar. Cuando le pregunté sobre lo que era para él el amor, como padre, abuelo, amigo, etc… responde con mucha seguridad y con su tono calmado “El amor es la emoción fundamental de los seres vivos. Por ejemplo ahora estoy conversando contigo, escucho lo que me quieres decir, te pongo atención, respondo a tus preguntas. Es un acto de constante amor. Por ejemplo, si tú vas a tu casa con una amiga y tu perro te recibe contento, mueve la cola, te lengüetea, tu amiga dirá: Ese perro te ama. En cambio si te muerde, no diría eso.”
Aunque parezca contradictorio, es complicado preguntarle sobre el amor a alguien que ha teorizado todo sobre él. Según un sector de sus familiares “Su forma de ver la vida no es algo muy cómodo para los que lo quieren”. Esto se explica pues últimamente su rumbo ha corrido un tanto lejos de su familia. “El es una persona amable y cariñosa, pero estos últimos años ha estado alejado de mi familia, no por algo premeditado sino porque así se han dado las cosas, sin embargo no se pierde el contacto entre él y sus hijos”.
Humberto Maturana aún es recordado en la Universidad de Chile, sus teorías son enseñadas en diversos ramos que van desde biología, psicología hasta matemáticas. No será fácil olvidar a uno de los fundadores de de la Facultad de Ciencias de aquella universidad. Es mito aún entre los estudiantes, aquel lugar en que se quemó por completo el laboratorio que el Doctor compartía junto a los biólogos Jorge Mpodozis, Juan Carlos Letelier y Francisco Varela. Triste situación para una persona que al parecer es bastante ordenada. Cuentan que antiguamente “En su hogar tenía trapitos en el suelo, en la puerta de entrada, para que cuando alguien entrara, caminara encima de ellos y no se ensuciara el suelo… y él también andaba así por la casa”.
Chicho –como le dicen sus familiares-, aunque frecuenta la Universidad de Chile, ya no practica tanto la docencia. El opina que algunos jóvenes científicos son muy competitivos, “Viven una vida sesgada, no ven el mundo en el cual se encuentran. Desde el momento que aceptan la legitimidad del espacio en que viven, ven y escuchan más”.
“Es ameno, simpático, chistoso, cariñoso, dejado, no tan interesado por mantener lazos fuertes, creativo, introvertido”, declara una familiar cuyo nombre preferimos mantener en silencio. Sin duda el “Doctor” es un hombre simple, tiene muchas historias que contar, es creativo, hasta inventa sus propios chistes. Este amante de Mozart es definitivamente un personaje relevante de la ciencia chilena que se atreve a entregar propuestas al Gobierno de Chile –a través de Insulza- sobre cómo cambiar la visión para enfrentar la delincuencia en los jóvenes.
“Es una persona que comete errores como cualquiera, pero esto lo digo sólo para que las personas no crean que es un ser como "superior", todos tienden a idolatrarlo por sus libros y cosas que ha dicho, por ser una persona interesante, pero en realidad es una persona como cualquiera que ha cometido errores, pero que finalmente, al parecer, sabe resolver las cosas”, comenta su familiar. Sin duda una persona como Humberto Maturana es especial, no cualquier persona con su experiencia y renombre mira profundamente a los ojos y en silencio, durante un minuto, a su novata entrevistadora mientras termina la corta conversación.
Mitos y Verdades de un científico sin delantal
Lo habitual es que todo aquel que se le llame doctor, use una bata blanca y un maletín de cuero. Las modas van cambiando pero la estampa y la actitud científica parecieran mantenerse igual.
A pesar de lo que dictan las normas sociales y positivistas, Humberto Maturana habla de la biología del amar, no usa delantal blanco y en su instituto los únicos microscopios son los ojos y el corazón.
Mitos y creencias alrededor de este hombre – Premio Nacional en Ciencias- son muchos. Uno de los primeros es lo que se hace en el Instituto de Formación Matríztica.
Generalmente se cree que este misterioso instituto, en el cual Maturana realiza sus investigaciones y proyectos, es un lugar donde la ciencia se trasluce a través de las pipetas, aunque en realidad, es todo lo contrario. Es una casa antigua pero está remodelada en su interior. Los pastos se riegan en la mañana mientras la “nana” encera el piso de las oficinas que están junto a la sala de reuniones que parece más bien un comedor.
Humberto Maturana, junto con el equipo del Instituto de Formación Matríztica, han desarrollado bastante el tema del amor a través de la enseñanza de la Biología del Amar. Cuando le pregunté sobre lo que era para él el amor, como padre, abuelo, amigo, etc… responde con mucha seguridad y con su tono calmado “El amor es la emoción fundamental de los seres vivos. Por ejemplo ahora estoy conversando contigo, escucho lo que me quieres decir, te pongo atención, respondo a tus preguntas. Es un acto de constante amor. Por ejemplo, si tú vas a tu casa con una amiga y tu perro te recibe contento, mueve la cola, te lengüetea, tu amiga dirá: Ese perro te ama. En cambio si te muerde, no diría eso.”
Aunque parezca contradictorio, es complicado preguntarle sobre el amor a alguien que ha teorizado todo sobre él. Según un sector de sus familiares “Su forma de ver la vida no es algo muy cómodo para los que lo quieren”. Esto se explica pues últimamente su rumbo ha corrido un tanto lejos de su familia. “El es una persona amable y cariñosa, pero estos últimos años ha estado alejado de mi familia, no por algo premeditado sino porque así se han dado las cosas, sin embargo no se pierde el contacto entre él y sus hijos”.
Humberto Maturana aún es recordado en la Universidad de Chile, sus teorías son enseñadas en diversos ramos que van desde biología, psicología hasta matemáticas. No será fácil olvidar a uno de los fundadores de de la Facultad de Ciencias de aquella universidad. Es mito aún entre los estudiantes, aquel lugar en que se quemó por completo el laboratorio que el Doctor compartía junto a los biólogos Jorge Mpodozis, Juan Carlos Letelier y Francisco Varela. Triste situación para una persona que al parecer es bastante ordenada. Cuentan que antiguamente “En su hogar tenía trapitos en el suelo, en la puerta de entrada, para que cuando alguien entrara, caminara encima de ellos y no se ensuciara el suelo… y él también andaba así por la casa”.
Chicho –como le dicen sus familiares-, aunque frecuenta la Universidad de Chile, ya no practica tanto la docencia. El opina que algunos jóvenes científicos son muy competitivos, “Viven una vida sesgada, no ven el mundo en el cual se encuentran. Desde el momento que aceptan la legitimidad del espacio en que viven, ven y escuchan más”.
“Es ameno, simpático, chistoso, cariñoso, dejado, no tan interesado por mantener lazos fuertes, creativo, introvertido”, declara una familiar cuyo nombre preferimos mantener en silencio. Sin duda el “Doctor” es un hombre simple, tiene muchas historias que contar, es creativo, hasta inventa sus propios chistes. Este amante de Mozart es definitivamente un personaje relevante de la ciencia chilena que se atreve a entregar propuestas al Gobierno de Chile –a través de Insulza- sobre cómo cambiar la visión para enfrentar la delincuencia en los jóvenes.
“Es una persona que comete errores como cualquiera, pero esto lo digo sólo para que las personas no crean que es un ser como "superior", todos tienden a idolatrarlo por sus libros y cosas que ha dicho, por ser una persona interesante, pero en realidad es una persona como cualquiera que ha cometido errores, pero que finalmente, al parecer, sabe resolver las cosas”, comenta su familiar. Sin duda una persona como Humberto Maturana es especial, no cualquier persona con su experiencia y renombre mira profundamente a los ojos y en silencio, durante un minuto, a su novata entrevistadora mientras termina la corta conversación.
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