Por Francisca Mena
Muchas veces vimos a nuestras madres correr desesperadas al más mínimo signo de temperatura en nuestras frentes. Papas, paños húmedos, merengue e incluso baños de agua fría fueron los remedios caseros más usados por padres histéricos con tal de bajarla. Sin embargo, ¿es realmente mala? ¿Por qué sucede?
La fiebre aparece en el cuerpo de los seres humanos por distintas razones, generalmente asociada a la presencia de bacterias o virus que invaden el cuerpo. Para esto, la fiebre actúa como un mecanismo adaptativo en pro del combate que se vive en el sistema inmunológico. Lo que hace es atacar a unas sustancias que son derivadas de las bacterias y virus, llamadas pirógenos, las cuales afectan los centros de regulación de la temperatura en el cuerpo (termostato), específicamente en el hipotálamo, lo que produce el aumento de la fiebre. En caso de la existencia de pirógenos, estos son trasladados por la sangre a todos los lugares en que el cuerpo considere que existen bacterias o virus, ordenando el aumento de la temperatura así como el aceleramiento del metabolismo, lo que desencadena el aumento de la movilidad y fagocitosis de los glóbulos blancos, el acrecentamiento de las células T y de la actividad del interferón, así como reducir la actividad de toxinas. Esto a su vez , permite que el cuerpo pueda adelantarse al agente que origina la fiebre pues la temperatura impide que el cuerpo se transforme en un hábitat lo suficientemente cómodo para los virus y bacterias , los cuales se vuelven menos receptivos a la hora de duplicarse.
Como dice la médico internista, Marcia Santana “la fiebre de por si, no es nada más que la reacción del cuerpo como un intento de luchar en contra del agente patógeno que sabe que tiene dentro. El problema es que en ese misma lucha a veces pierde el control y eso es lo que generan casos de fiebre de 40º grados o más”.
Es en estos casos (desde 40.5º) cuando la fiebre puede ser peligrosa o incluso fatal produciendo pérdida de proteínas, stress celular, infarto, necrosis de algún tejido, ataques paroxíticos (en donde se pierde parte de la mielina, recubrimiento neuronal), convulsiones y delirios, fuera de los síntomas clásicos de la fiebre como es la sudoración en frío, malestar generalizado.
La fiebre aparece en el cuerpo de los seres humanos por distintas razones, generalmente asociada a la presencia de bacterias o virus que invaden el cuerpo. Para esto, la fiebre actúa como un mecanismo adaptativo en pro del combate que se vive en el sistema inmunológico. Lo que hace es atacar a unas sustancias que son derivadas de las bacterias y virus, llamadas pirógenos, las cuales afectan los centros de regulación de la temperatura en el cuerpo (termostato), específicamente en el hipotálamo, lo que produce el aumento de la fiebre. En caso de la existencia de pirógenos, estos son trasladados por la sangre a todos los lugares en que el cuerpo considere que existen bacterias o virus, ordenando el aumento de la temperatura así como el aceleramiento del metabolismo, lo que desencadena el aumento de la movilidad y fagocitosis de los glóbulos blancos, el acrecentamiento de las células T y de la actividad del interferón, así como reducir la actividad de toxinas. Esto a su vez , permite que el cuerpo pueda adelantarse al agente que origina la fiebre pues la temperatura impide que el cuerpo se transforme en un hábitat lo suficientemente cómodo para los virus y bacterias , los cuales se vuelven menos receptivos a la hora de duplicarse.
Como dice la médico internista, Marcia Santana “la fiebre de por si, no es nada más que la reacción del cuerpo como un intento de luchar en contra del agente patógeno que sabe que tiene dentro. El problema es que en ese misma lucha a veces pierde el control y eso es lo que generan casos de fiebre de 40º grados o más”.
Es en estos casos (desde 40.5º) cuando la fiebre puede ser peligrosa o incluso fatal produciendo pérdida de proteínas, stress celular, infarto, necrosis de algún tejido, ataques paroxíticos (en donde se pierde parte de la mielina, recubrimiento neuronal), convulsiones y delirios, fuera de los síntomas clásicos de la fiebre como es la sudoración en frío, malestar generalizado.
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